– Disculpa, acabo de aterrizar en Luanda y no me ha llegado el equipaje – Son las palabras que pronuncio al aterrizar sin maletas en la capital angoleña.
– Tienes que ir a la oficina de reclamaciones de tu aerolínea.
Busco la oficina de Ethiopian Airlines, la compañía que me ha llevado a Luanda tras pasar previamente por la capital del único país africano no colonizado, Addis Abeba.
– Disculpa, acabo de aterrizar en Luanda y no me ha llegado el equipaje – Repito nuevamente, esta vez ante la mirada etíope que tantos recuerdos me evoca.
– Miraremos a ver qué es lo que podemos hacer.
– Es urgente. No me alojo en la capital. Mañana mismo parto en avión a Cubal, a más de 600 quilómetros de aquí. Voy a realizar un proyecto de cooperación en un hospital de Cubal y la maleta se encuentra llena de material que preciso.
– Miraremos todo lo que podamos hacer…
– Muchas gracias – Lo interrumpo
– … Aunque hoy es viernes y si la maleta se encuentra en Addis, el siguiente vuelo no sale hasta el lunes.
– Pero no me puedo quedar hasta el lunes esperando que llegue la maleta que me han extraviado… Tengo que marchar mañana mismo.
Siento que me mira con cara de comprensión y preocupación… pero también con la impotencia de no estar en sus manos el hacer nada más, lo comprendo yo también. Siento que me mira al cuello… Bajo mi mirada al cuello…
– Esta cruz es de Etiopía, ¿verdad? – Pregunta señalando la cruz de madera tallada a mano que cuelga de mi pecho y que efectivamente es de mi primer viaje a Etiopía.
– Sí , he estado 4 meses trabajando en un hospital.
– ¿Dónde?
– En el hospital rural de Gambo, al sur del país
– Oh, qué interesante.
Su rostro cambia. Y prosigue…
– Mire, te doy mi número de teléfono personal al que me puedes llamar si tu maleta tarda y tienes algún problema.
– Muy bien. – Acepto, su cara realmente me muestra empatía y comprensión de la situación a la vez que veo reflejada su impotencia de no poder hacer nada más.
Regreso cargado de experiencias, de nuevas vivencias, de nuevas amistades… de un nuevo horizonte que se acaba de abrir y de un nuevo camino que no ha hecho más que comenzar.
Nueva escala en Addis. Esta vez, visita relámpago. Lo que debería haber sido una tranquila escala de 2 horas se ha convertido en corredizas por los pasillos del ya conocido aeropuerto de Addis Abeba, debido al retraso de dos horas del primero de los vuelos.
Corriendo llego finalmente a la puerta de embarque cuando están casi cerrándola. Entonces me detiene un hombre vestido con el uniforme de la compañía Ethiopian Airlines y me sorprende con la pregunta:
- ¿Llegaron tus maletas a Luanda?
- … (Mi cara de asombro ante la pregunta hace que el hombre prosiga con la siguiente frase)
- Tu cruz de Etiopía… ¿Te acuerdas?