¿Qué es lo que necesitas?

A la entrada de la iglesia, una persona que está pidiendo nos abre la puerta. Contemplando el interior de la iglesia, invade nuestra mente el hombre de la entrada. Tras una breve visita a la nave central, salimos al exterior. El mismo hombre nos pide ahora dinero. ¿Pasamos de largo? Íbamos a hacerlo, pero no lo hicimos. Nos paramos delante de él. ¿Le damos dinero? Estábamos ya dispuestos a hacerlo y proseguir nuestra ruta, cuando pienso: no le será de gran ayuda el dinero, mejor pedirle que es lo que necesita. Y así lo hago. Y en esta pregunta radica todo. Pues a partir de ella nos empezó a contar todo: que tenía dos hijos, vivía en una casa abandonada en un barrio periférico de la ciudad, necesitaba pan y leche para los pequeños… Nos faltaba aún una información importante: ¿Cómo se llama? Dragomir, fue su respuesta. “Dragomir, iremos a un supermercado y te compraremos leche y pan para los niños.” Y así lo hicimos. Pero al entrar en el supermercado y ver el chocolate, los batidos, el arroz, el paté, el atún… no pudimos evitar comprarlo y acabamos saliendo del supermercado cargados con cuatro bolsas, sin darnos cuenta de que no podríamos dejar a Dragomir con las cuatro bolsas pues no las podría cargar, así que nos ofrecimos a acompañarle a su casa. Dragomir aceptó la invitación.

Cogimos el autobús y nos dirigimos a su casa. Antes hicimos una parada en un supermercado para pasar a buscar a su mujer, Elena, y su hermana que estaban pidiendo en las calles colindantes.

Los cinco nos dirigimos a su casa. Seguimos a pie por la acera. En una esquina abandonamos la acera y nos adentramos en una zona barrosa y sin asfaltar que finaliza en unas casas abandonadas. Por el camino nos salen al encuentro decenas de personas romaníes que viven en las mismas casas. Pasamos miedo.

Nos invitan a subir por unas escaleras viejas, sucias y oscuras. Nos encontramos en una habitación de poco más de 10 metros cuadrados en la que nos informa que allí vive una familia de unos 10 miembros. Para acceder a la habitación de la familia de Dragomir se debe cruzar la habitación de la otra familia. Tras cruzarla, nos encontramos ante otro espacio de dimensiones similares en la que se hallan cuatro mujeres y 3 niños, dos de ellos de pocos meses. En la habitación, dos pilas de colchones. Una pequeña cocina de butano en el rincón. Nada más llegar, nos ofrecen una silla a cada uno, las dos únicas sillas que tienen, nos las ofrecen a nosotros, y nos sirven una copa de fanta de naranja. Nos dan las gracias y empezamos a hablar con ellos.

Saco un globo del bolsillo, siempre llevo globos en los bolsillos porque nunca sabes cuando los vas a necesitar para alegrar a un niño, o bien a un niño más mayor. Del mismo modo, siempre procuro llevar una sonrisa en los labios, porque no hay nadie tan rico que no la necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda regalar. El amor empieza con una sonrisa. Nunca sabremos todo lo que puede hacer una sonrisa.

Saco un globo del bolsillo, lo inflo y tras anudarlo se lo entrego a la niña, Denise, de unos 7 años. Que al instante se le abre una sonrisa en la boca y empieza a jugar con el globo. Mientras la niña juega, nosotros hablamos con Dragomir y su familia.

Hablando, nos enteramos de que el niño más pequeño está enfermo y que está tomando medicación pero que ahora mismo se le ha acabado y lleva ya 4 días sin tomarla. Le pedimos que nos enseñe lo que toma y descubrimos que es medicación para la bronquitis. De modo que les decimos que iremos a la farmacia y le traeremos más medicación para el pequeño puesto que es muy importante que se la tome.

Otro niño, de unos 8 años, que ahora no está porque se encuentra el colegio, nos explica que des de hace unos días refiere dolor muy intenso en la garganta. Nos ofrecemos para cuando regrese del colegio mirarlo a ver qué es lo que tiene y también a traerle las medicaciones para el más pequeño.

Así lo hacemos. Al dirigirnos a la farmacia, pienso que deberíamos tratar de conseguir que nos diesen la medicación sin pagarla puesto que es para un lactante de una familia pobre que no se puede pagar la medicación.  Tras explicárselo amablemente a la farmacéutica, nos las ofrece gratuitamente. Dios la bendiga.

Con la medicación nos dirigimos a la casa. Al entrar nos informan de que Dragomir, ya ha partido hacia la iglesia a pedir, puesto que se nos había hecho un poco tarde. Pero se encuentra el pequeño Dragomir con su dolor bucal, comiendo un pequeño bocadillo. Le pido que se dirija a la ventana, que abra la boca para examinarlo. Diagnóstico: una gran caries. No quiero saber cuándo fue la última vez que se lavó los dientes, si es que la hubo. Cojo unos guantes de látex, los inflo y se los doy a los niños para que jueguen con ellos.

Informamos a los padres de que el dolor que tiene es por no lavarse los dientes y de que es muy importante que cada vez después de comer se los lave.

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