No hay mejor celebración que trabajar en sanidad y ponerte al servicio de la sociedad

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No hay mejor celebración que trabajar en sanidad y ponerte al servicio de la sociedad

 

He estudiado medicina para ayudar cuando más se necesita.

En las emergencias es cuando se muestra la grandeza.

Toda emergencia es única, toda vida humana es única

Hoy es mi cumpleaños,

Y lo celebro de la mejor manera posible.

Lo celebro trabajando en el hospital, al servicio de la sociedad.

Al servicio de las personas que más lo necesitan.

Por esto he estudiado medicina.

Muchos ánimos.

¡Lo vamos a conseguir!

Sobre el autor

33 comentarios en “No hay mejor celebración que trabajar en sanidad y ponerte al servicio de la sociedad”

  1. Felicidades mi querido hermano!
    Feliz cumpleaños, hoy cumples un año más de vida, un año más de experiencia
    Que disfrutes de todo lo que hagas y que vivas muchos años más!
    De todo corazón te deseo lo mejor. Que Dios te bendiga y te proteja.
    Con Alegría!

  2. Sí tengo, pero sí lo piensas bien todos somos hermanos. Somos hermanos, somos compañeros, compartimos vida, compartimos aficiones, gustos y a veces descendencia. Somos hermanos de toda la humanidad.

  3. He escrito una historia, Espero que te guste y te sirva para aprender. Es un poco larga lo siento

  4. La princesa Zeynep

    Érase una vez en un reino muy lejano, vivía un rey con sus 7 hijos. Por el hecho que solo tenía una hija, Zeynep era querida por todos. Incluso las sirvientas estaban a gusto con ella. Además Zeynep era el sol que iluminaba y que daba vida al hogar. Desafortunadamente, Zeynep no tenía madre, murió cuando era un bebé. En consecuencia sus hermanos y las sirvientas la amaban, la cuidaban para que no sintiera la ausencia de una madre. Zeynep era muy inteligente, instruida y perspicaz.

    Cuando el rey consideró que sus hijos ya eran capaces de decidir, ordenó a su consejero para que los reuniese en la sala del trono.

    El hijo mayor preguntó:

    ¿Qué pasa padre? ¿Por qué nos has convocado?

    Entonces el rey respondió:

    – Decidme hijos míos, deseáis vivir vuestra la vida a vuestro antojo o según como yo lo ordene?

    Todos respondieron excepto zeynep.

    El hijo mayor manifestó en nombre de todos.

    – Estimado padre, nosotros haremos todo lo que ordeneis con el fin de complacer. Comeremos, beberemos, nos pondremos aquella vestimenta que nos proporciones.

    – El hijo segundo añadió: Viviremos en aquellas condiciones que desees
    .
    – El hijo tercero comentó: Nos casaremos con la mujer que nos concedas.

    – El cuarto hijo expresó: Así es padre, haremos como todo lo que prefieras. Estamos a tu disposición.

    – El quinto y el sexto hijo dijeron: Somos capaces de batallar y honrarte padre.

    El rey se emocionó por el hecho de escuchar las maravillosas palabras por parte de sus hijos y declaró:

    Gracias a Dios por el hecho de que me ha concedido unos hijos nobles y serviciales. Con el corazón tan puro como el vuestro.

    Entonces interrogó a Zeynep:

    ¿Zeynep?

    Zeynep respondió: – Sí padre

    Continuó el rey: – Cariño no has anunciado nada. ¿Cuál es tu opinión hija? ¿Deseas vivir la vida como prefieras o seguir mi legado?

    Zeynep respondió con timidez: Yo…..

    El rey insistió: Dime hija, ¿cuál es tu respuesta?

    Zeynep se armó con fuerza, vigor, valentía y anunció con voz clara y firme.

    Amado padre, quiero aspirar a vivir una vida digna pero, a mi manera.

    El rey interfirió pensativo (colocando la mano debajo de la barbilla) : ¿Qué quieres decir?

    Zeynep manifestó: – Quiero vivir una vida digna, quiero casarme con la persona que quiero, quiero ser independiente. Quiero ser la dueña de mi propia vida.

    Todos los presentes de la gran sala se sorprendieron al escuchar las palabras de zeynep.

    El hermano mayor la interrumpió: – ¿Pero qué estás diciendo Zeynep?
    El tercer hermano preguntó: – ¿Acaso no eres feliz y no estás satisfecha con la vida que tienes?
    El rey lo mandó callar. A continuación, el rey se sintió decepcionado con las palabras de Zeynep, ya que para él, era su pequeña y dulce hija. A quién había criado con sumo cariño y delicadeza.

    El rey desencantado y frustrado decidió castigar a Zeynep. Asimismo la echó del palacio y la obligó a casarse con un pobre jorobado y que en realidad estaba enfermo y no gozaba de buena salud. Tenía manchas negras en la caras, falta de higiene y fuerzas insuficientes. Tan solo podía caminar unos pocos metros. El pobre para sobrevivir no tenía más opción que mendigar.

    Zeynep se negó y dijo en el momento con los ojos brillantes, expresión triste, mirada impetrada y voz afligida:
    – ¿pero por qué padre? ¿por qué anhelas castigarme?

    El rey entristecido no pudo ni mirarla a los ojos y respondió: – A diferencia de tus hermanos, no has sabido apreciar la fortuna. Ya que quieres ser independiente, ahora cuidarás de ti misma y de tu marido enfermo. Ni yo y ni ninguno de tus hermanos te ayudarán. El rey llamó al funcionario y la casó.
    El rey en principio tenía esperanza que su hija volviera a sus brazos para pedirle perdón pero Zeynep no lo hizo.

    Cuando Zeynep se casó sus hermanos se quedaron con la mirada refulgente, entristecida y preocupante. Sentían frustración de no haber hecho nada para salvarla. Intentaron hablar con el rey para que ordenara su búsqueda. Pero el rey se negó declarando:

    – Zeynep es una ingrata, no ha sabido apreciar lo que tenía, ahora que se atenga a las consecuencias.

    En realidad el corazón del rey estaba sumamente preocupado, ensobrado y entristecido. El palacio fue perdiendo la resplandor que tenía. Los sirvientes también estaban tristes, igual que los hermanos. El rey iba perdiendo salud y cayó gravemente enfermo. Los hermanos intentaron convencerlo en autorizar la búsqueda de Zeynep pero la testarudez del rey no lo aprobó. Finalmente se recuperó y siguió adelante, pensando que Zeynep estaba en su condición por su error.

    Después de casarse Zeynep tuvo que empezar una nueva vida junto a su esposo. Empezaron a vivir en una pequeña cabaña ubicada en el corazón del bosque. En principio Zeynep mendigaba. Como que era hermosa, la gente sentía pena de su situación y le proporcionaba alimento. Daba las gracias a Dios, cocinaba y alimentaba a su esposo.

    Afortunadamente Zeynep tenía un buen esposo, poseía un corazón noble y un alma pura. Era sabio y sensato por lo tanto entendía a Zeynep mejor que nadie y consiguió ganarse su corazón.

    Cuando Zeynep se convirtió en su esposa, sintió que la vida le había florecido. Empezó a sentir que era una persona. Zeynep le hizo cambiar la perspectiva, a ver de otro modo el mundo y le ayudó a ser feliz.

    Debido a la dura condición de vida de Zeynep, empezó a preocuparse por su aspecto, cambió su apariencia y su forma de ser, su actitud. Cambió también su perspectiva. En consecuencia logró saber valores. Aprendió la dureza de la vida. Supo por primera vez lo que era pasar hambre y sentirse desdichada y empezó a valorar y echar de menos su antigua vida en el palacio, echaba de menos a su padre, a sus hermanos y a los sirvientes. Se consolaba a si misma con la esperanza de saber que en algún momento de su vida, en cuanto pueda sostener de pie por sí sola, iría a visitar a su padre y podría decir con orgullo:
    – Mírame Padre, soy independiente.

    Cuando Zeynep estaba triste su esposo la consolaba contando historias maravillosas.

    Zeynep sabía tejer y empezó haciendo una manta para protegerse del frío. Cogió un ganchillo y un ovillo de lana y empezó a tejer. Pasaba horas y horas. Muchas veces se hacía daño en los dedos y sangraba. Cuando por fín acabó lo dio a su marido la cálida manta bordada de flores que había elaborado. Él se abrigó fuerte con la manta. Se lo puso con cariño porque sabía que su esposa había dedicado tiempo, esfuerzo, amor y cariño.

    Dado que Zeynep dedicaba tiempo para tejer conseguía elaborar vestimentas maravillosas , bufandas calentitas, mantas estupendas y chales extraordinarios. Luego lo vendía a buen precio y compraba más materiales. De poco a poco fue adquiriendo experiencia y conseguía producir unas prendas preciosas. Con los productos obtenidos a causa del duro esfuerzo procuraba vender o intercambiar a palacios y a reinos lejanos. Tardaba tres días en realizar el duro viaje acompañado de su marido discapacitado. Por ese motivo afortunadamente conseguía obtener grandes recompensas y ganancias.

    A medida que el tiempo pasaba su negocio crecía y crecía. Poco tiempo después se convirtió en una mujer opulenta. Su condición y situación de vida cambió.

    Un día zeynep fue a entregar un pedido. Mientras tanto, su marido había salido a pasear y cuando las fuerzas le fallaron se sentó en una roca que había a lado de un estanque. Observó que los cuervos negros que se bañaban en él, salían siendo blancos y cuando se bañaban los blancos se transformaban y salían negros. Entonces pensó, tal vez si me baño en este estanque me recupere y vuelva a gozar de buena salud.

    Cuando Zeynep volvió a casa se encontró con un hombre de aspecto atractivo. Zeynep sorprendida por ver el hombre y preguntó:

    ¿Perdona, no habrás visto a un hombre jorobado, con manchas negras en la cara, piel desgastada y sin fuerzas en las piernas?

    Entonces el hombre respondió con gracia y cortesía: – Yo soy ese hombre que buscas
    Zeynep incrédula negó: – No, no me has entendido, tu no puedes ser el hombre que yo busco.
    El hombre explico: – Zeynep soy yo, pero sólo que he cambiado de aspecto.
    Zeynep negó: no, no, yo busco a mi marido quién padece de discapacidad.
    Entonces el hombre explicó: Cuando fuí a pasear descubrí un estanque, un estanque mágico.
    Un estanque en que cuando los cuervos negros se bañaban salían siendo blancos y los blancos se transformaban en negros. Entonces pensé tal vez si me baño en el estanque tal vez ocurra un milagro y vuelva a gozar de buena salud. Cuando salí del estanque adopte esta apariencia.

    Zeynep dijo: – Entonces vuelve a bañarte en el mismo estanque y si vuelves a ser como antes te creeré.
    El hombre se volvió a bañar para demostrar a Zeynep que era su marido.

    Cuando el marido de Zeynep se bañó fue a enseñar su aspecto a su querida esposa y dijo:
    – Bien ahora que me has creído, me volveré a bañar en el estanque.

    Cuando salió del estanque sintió que se le habían curado todas las heridas, volvió a ser activo, a caminar derecho, recuperó la salud, se le rejuveneció la piel y adoptó un físico estupendamente atractivo. Entonces dió las gracias a Dios.

    Para acabar, poco tiempo después, Zeynep decidió construir un magnífico palacio formado por piedras preciosas. El palacio tenía un gran comedor general. Para las visitas. Hay que mencionar además, el palacio contenía 10 plantas. Con el propósito de ofrecer una planta a cada uno de sus hermanos. Otra para su padre. Otra para ella y su esposo. La última era para el personal y los sirvientes. En la planta baja había unos sillones de lujo. Creó un palacio verdaderamente hermoso. Posteriormente quiso invitar a las personas que la ayudaron cuando era pobre y no tenía nada para agradecer su ayuda, también invitó a su padre, junto a sus hermanos y las sirvientas. Preparó una comida especial en honor a todos ellos. Tejío diez vestidos magníficos y eran todos desiguales entre sí, elaborados con prendas y estilos diferentes.

    En el dia convocado Zeynep se tapó la cara y la cabeza con un pañuelo para que su padre, el rey no la descubriera. Primeramente recibió a todos los invitados luego los 6 invito a una deliciosa comida. Después quiso enseñar el lujoso palacio que había construido. Para ello cojío un vestido y se lo ponía para enseñar la planta número 1. Otro vestido para enseñar la planta número 2. Otro para la 3. Así sucesivamente para hasta llegar al 10.

    Mientras Zeynep enseñaba el palacio intentaba no mirar demasiado a su padre con el fin de que no la descubriera.

    Cuando acabó la visita el rey preguntó:

    ¿cómo te llamas?

    Zeynep respondió: Mi nombre es Zeynep

    Cuando el rey escuchó el nombre de Zeynep, se le entristeció la mirada y con los ojos brillantes dijo:

    Yo tenía una hija llamada Zeynep….

    El rey se puso a llorar y manifestó:

    Ayyyyyyy mi amada Zeynep

    El rey explicó llorando y pleno de arrepentimiento: Por motivos de orgullo una vez, en el pasado eché del palacio a mi única hija Zeynep. Creía que Zeynep volvería para pedirme perdón, pero no lo hizo. Dios me hizo padre de una hija pero yo no supe ser un buen padre para ella. …..

    ¡Dios te ruego que me perdones! manifestó el rey.
    Si pudiera volver al pasado y rectificar mis errores, lo haría, creedme, lo haría

    Echo de menos a mi amada hija Zeynep. A mí niña, a mi amor, a mi sol, mi luna, a mi estrella, a mi luz, a mi vida, a mi corazón ,

    El rey declaró: – Zeynep, como tu no vas a pedirme perdón, te ruego que me perdones tú hija mía.

    Entonces Zeynep emocionada y arrepentida por el dolor de su padre, se quitó el pañuelo, se destapó la cara, le cogió las manos y dijo: – te perdono padre

    Todos se quedaron soprendidos.

    El rey se emocionó, abrazó a Zeynep. Padre e hija hicieron las paces. El rey casi sufre un infarto al ver a su hija después de tantos años.

    Zeynep se puso a llorar y dijo: Echaba de menos tus cálidos abrazos padre…
    (Zeynep sigue llorando) El rey declaró: Hija mia, Hija mía,, perdóname…
    jamás debí separarte de mi lado…Todos estos años he guardado rencor, me he odiado a mí mismo por haberte echado del palacio, desde que te fuiste me ha quedado un gran vacío en el corazón…. cogí depresión. Que bien que estés a mi lado.

    Continuó Zeynep diciendo: Siempre he pensado en tí padre, en mis hermanos, en mi vida de palacio. Cuando me echaste, necesité el apoyo de una familia, pero me di cuenta que mi familia se quedó atrás. Tal vez si hubiera tenido una madre, no me sería tan difícil sobrevivir.

    Zeynep manifestó: Ahora, mírame padre…He conseguido levantar cabeza después de haber caído, he conseguido construir mi imperio, he conseguido ser la dueña de mi propia vida. He podido ser independiente. Me hubiera gustado que toda mi familia me hubiera apoyado.

    El público aplaudió y lloró de la emoción por la maravillosa escena.

    El rey(llorando de la emoción): me has soprendido cariño el imperio que has construido.

    Zeynep (cojiendo la mano de su marido): Fíjate este es mi marido, ya no es el hombre al que convertiste en mi esposo.
    El rey sorprendido: ¿Cómo? ¿cómo se ha recuperado?

    Zeynep: solo puedo decir que es un milagro de Dios.

    El rey volvió a pedir perdón. Los hermanos de Zeynep la abarzaron uno a uno y le desearon felicidad.

    Zeynep dio regalos a todos los invitados. Todos se fueron felices.

    ¡Victoria, victoria, que se acabó esta historia!

  5. De escribir la he escrito yo, con mis palabras, esfuerzo, ganas, motivación, cariño y amor. Pero en realidad no la he inventado yo. Es una historia ya existente. Verás mi bisabuela contaba historias a sus hijas cuando eran pequeñas y un día mientras lo contaba, como que mi madre también era pequeña descubrió que su abuela contaba historias! Entonces como que le hacía mucha ilusión escucharlas y le parecía muy divertido, escuchó esta historia por su abuela.

    Cuando era pequeña pedí a mi madre que me contara una historia y me explicó esta. A mí me gustó mucho porque me la contó mi madre. Por eso yo se lo conté a mi hermana cuando ya entendía. Y le fascinó.

    Me hacía ilusión explicar esta historia porque ha pasado de generación en generación y me parece muy divertido. Esta historia tiene sus años. Jajajaja
    Seria interesante saber quien explicó la historia a mi bisabuela.

    Hay mencionar además, detrás de cada cuento, existe una realidad detrás. Muchas historias son bellas por su apariencia, por el mundo que se describe. Para mí es bello descubrir ese mundo. Sobretodo cuando eres un niño. Cuando eres inocente, cuando tienes imaginación. Saber en que época se originó… Cómo vivían las personas en ese tiempo. Qué perpectiva tenían las personas..cómo era su visión de ver el mundo.
    Porque al cabo de unos años se va perdiendo la riqueza y conocimiento ya se ha descubierto y es triste.

    Considero saber aspectos del pasado nos ayuda a cambiar y valorar nuestras condiciones de vida. Dicen que hay valorar muy bien la vida y también la de los demás. Porque cada vida es valiosa y más para Dios, el ser que todo proporciona. Actualmente hay personas que intentan justificar su comportamiento con excusas,
    (que si tuviera eso….lo haría) y si supieran que antiguamente disponían de muy pocos recursos y incluso eran capaces de sacar provecho y por supuesto seguir adelante…

    A mí me ayuda para darme cuenta de mis errores, rectificar.. Intento ser mejor persona y una buena mujer
    No como vean los demás, sinó como me observe Dios.

    En definitiva hay que saber y tener conocimiento para poder valorar positivamente y notablemente.

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