Cuando se va la luz, la incomodidad no es la de tener que encender una vela, es la impotencia de no poder encender una incubadora

Cuando se va la luz, la incomodidad no es la de tener que encender una vela, es la impotencia de no poder encender una incubadora

Recuerdo en mis días de residente de pediatría en el hospital de Granollers de Barcelona cómo girando una ruedecita salía a litros el oxígeno de un conducto en la pared. Lo había normalizado, no lo valoraba. Ahora, después de estar en este hospital al sur de Adís Abeba, capital del país, me parece un auténtico milagro lo que vi durante aquellos años en España.

 

En el centro sanitario de Gambo, y la mayoría de los hospitales del país, se necesitan cilindros de oxígeno que pesan más que las piedras, y el problema es que cuando se vacían debemos transportarlos a cientos de kilómetros para poder rellenarlos. Pensaba que en las urgencias de pediatría me iba a encontrar niños con tuberculosis, sida, malaria, enfermedades tropicales, pero me he encontrado que lo más frecuente son las bronquiolitis, las bronquitis y otras infecciones respiratorias.

Así que he aprendido a valorar el oxígeno medicinal, que aquí no sale de las paredes girando una rosca.

 

Cuando se va la luz, la incomodidad no es la de tener que encender una vela, es la impotencia de no poder encender una incubadora actualidad África Etiopía Gambo
Dos trabajadores del hospital rural de Gambo (Etiopía), cargan con una bombona de oxígeno.IÑAKI ALEGRÍA

En estos momentos de epidemia de bronquiolitis no tenemos suficientes recursos, hay escasez de oxígeno. Tenemos más de 15 niños que lo necesitan, y solo dos concentradores y cilindros que se están vaciando rápidamente.

Aquí entra en juego la preciada “Y”, llamada así por su forma. Una sencilla pieza de plástico o metal que divide un flujo de oxígeno en dos. Y estos dos, con otras dos piezas, los puedes convertir en cuatro. Ojalá lo que hiciese fuera multiplicar el oxígeno, pero no, lo divide. Nos permite llegar a más niños, pagando el precio de bajar el flujo que recibe cada uno.

Cuando se va la luz, la incomodidad no es la de tener que encender una vela, es la impotencia de no poder encender una incubadora actualidad África Etiopía Gambo
Tubo de la bombona de oxígeno dividido en forma de ‘Y’, que permite atender a dos pacientes de bronquiolitis en el hospital rural de Gambo (Etiopía).IÑAKI ALEGRÍA

Es momento de hacer malabares calculando cuántos pacientes hay, y priorizar entre los que están más graves. Es una situación muy dramática. Hace falta conseguir más concentradores para no tener que racionar tanto el aire. En cuanto mejoran, los retiramos para beneficio de los que han empeorado. Alima y otras niñas como ella, son víctimas silenciadas de la injusticia de nacer en la Etiopía rural.

Cuando se va la luz, nos vemos obligados a poner el generador de combustible que es la ruina económica. La alternativa son estos cilindros, pero que solo pueden rellenarse en Adís Abeba, lo que es muy costoso. Mientras tanto, niñas como Alima siguen luchando por conseguir aire y, como diría la poetisa chilena Gabriela Mistral: “No puede esperar, su nombre es hoy”.

Puedes colaborar:

Giving Tuesday

La infancia no puede esperar

Su nombre es HOY

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1 Euro contra la desnutrición infantil en Etiopía

https://www.teaming.net/alegria

 

Oxígeno para Etiopía

https://www.migranodearena.org/reto/oxigeno-antibioticos-y-suplementos-nutricionales-para-el-hospital-de-gambo-de-etiopia

 

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