No hemos venido al mundo a brillar, sino a iluminar

Sólo tenemos una mirada. Hundirla en una pantalla no alumbra sino que deslumbra. Escuchar música aisladamente nos hace perder la oportunidad de conectar con tus cinco sentidos externos con el mundo. Con los sentidos anestesiados, somos incapaces de sentir la realidad.

Tomemos el control de los sentidos. No vivamos anestesiados ni un día más. No hay un minuto que perder.

Anestesiados, no sentimos al prójimo, vivimos ciegos ante el dolor ajeno.

“Seamos amable con todo el mundo” nos dice Sócrates, “…pues cada persona libra algún tipo de batalla”.

Esta misión es urgente.

Trascendamos hoy mismo la noción del “yo” individual. Estamos todos conectados a todo. Y el camino hacia esta experiencia es salir de “mí”. Pero salir de “mí” para trascender en algo mayor que “yo”.

La gran confusión es que no sólo no trascendemos sino que enfatizamos la sensación de un “yo” aislado, dándole importancia a nuestros problemas o preocupaciones. Levantando un muro ante nuestra mirada que nos impide ver más allá de nosotros mismos. Haciendo desaparecer al prójimo.

Vamos a despertar a la compasión. A trascender la noción de aislamiento y descubrir nuestra misión para vivir con entusiasmo. Para iluminar.

Recordemos:

No hemos venido al mundo a brillar, sino a iluminar