Diez años han pasado ya desde que Iñaki Alegría pisó el hospital de Gambo por primera vez. Una experiencia que iba a cambiar para siempre la vida del entonces estudiante de medicina, que llegó a Etiopía «con el corazón lleno de ilusiones y de ganas de ayudar y con una mochila cargada de prejuicios y verdades a medias».
El hospital Gambo, situado a 250 km al sur de Adís Abeba, en la región de la Oromía, ofrece servicios de atención médica a una población de referencia de más de 450.000 personas. Manos Unidas colaboró por primera vez con este hospital en 1997.
Como tantas otras veces, Iñaki Alegría visitó la delegación de Manos Unidas en Barcelona. Esto es solo una pequeña parte de lo que nos contó en su visita.
Usted dirige una institución sanitaria muy relevante en la zona de Etiopía en la que opera. ¿Puede explicarnos qué es el hospital de Gambo y en qué colabora con Manos Unidas?
El hospital se encuentra a 250 kilómetros al sur de la capital del país, Adís Abeba. Se trata de una zona muy rural al sur del país en la que nuestra organización (Alegría Sin Fronteras) lleva cerca de nueve años colaborando en el hospital. Actualmente tenemos un proyecto muy importante con Manos Unidas, que tiene objetivos ambiciosos como disminuir tanto la mortalidad materna como neonatal. Así pues, buscamos que el desarrollo cognitivo de los recién nacidos mejore al detectar sus complicaciones y manejarlas a tiempo con una buena alimentación. Estamos creando generaciones que pueden desarrollarse mucho más y al fin y al cabo este es el futuro.

Los países africanos se caracterizan por una separación de los roles masculino y femenino muy marcada. De esto dan fe las estadísticas sobre alfabetismo femenino y el porcentaje de niñas hospitalizadas. ¿Se puede decir que la desnutrición infantil tiene género? ¿Sufren más este problema las niñas?
Es cierto que hay otros factores que influyen y que afectan mucho más a las niñas. Por ejemplo, el acceso a la educación. Hay lugares lugares como la escuela, donde se garantiza un vaso de leche o la comida de estos niños para promover la alimentación y, con ello, la asistencia a la escuela. Y como hay más niños que niñas escolarizados, estamos viendo una desigualdad en la nutrición. De modo que, aunque este problema como tal afecta por igual, otros aspectos como el acceso a la educación generan esta disparidad. Por ello es que a nivel global sí que podemos decir que hay más desnutrición en niñas que en niños.
¿Cuáles han sido las prioridades del hospital durante la pandemia mientras el foco mediático estaba puesto en el coronavirus?
Básicamente, intentamos que el ritmo siguiera igual que antes. Entre nuestras prioridades siempre han estado la atención a mujeres embarazadas o que los partos tengan lugar en centros sanitarios, además de llevar a cabo campañas de vacunación habituales: sarampión, meningitis, neumonía… Y luchamos, también, porque se sigan llevando a cabo los programas de diagnóstico y tratamiento de malaria, tuberculosis, VIH… Estas son las grandes prioridades del gobierno y nosotros la compartimos desde el hospital de Gambo.